lunes, 23 de septiembre de 2013

Superliga Yahoo: De mal en peor

No puedo llegar a entender como este juego ha sobrevivido tantos años, estando plagado de fallos y pecando de una falta de comunicación alarmante con la organización, cuando no la falta absoluta de información por su parte o, aún peor, la existencia habitual de información errónea y perjudicial para los jugadores. Bueno, lo puedo entender por la forma en que el juego está montado y por cómo engancha al jugador. A diferencia de otros fantasy de la liga, la Superliga añade un montón de variables al mero pasatiempo de hacer scouting de jugadores, y el sistema de puntuación recompensa la mayor atención a los partidos, ofreciéndonos un juego más extenso.

A lo largo de los años se han sucedido fallos en la interface del juego, en la actualización de puntos, en la inclusión de los jugadores, en la planificación de las jornadas, en los precios de los jugadores, en las aperturas del mercado... ¿sigo? me cuesta pensar en una faceta del juego que no haya tenido al menos un fallo garrafal. Desde añadir al presupuesto las subidas de precio de los jugadores, pasando por las rebajas de las seis de la mañana, la famosa tarde que se podía fichar a Pablo Hernández o Henry y que te sumaran los goles que ya habían marcado, la bajada de jugadores top a un millón por arte de magia, el caso Guardado en el que la propia organización instaba a hacer una triquiñuela que nunca sucedió, y entre medias añadir cualquiera de los días que un partido no puntuó, y que seguro os perjudicó en el precio de algún jugador al abrir el mercado. Mucha mierda tragada, y a pesar de ello se intentaba disfrutar de un juego que por lo que fuera, tenía su magia.

Llegados a este punto, intentar disfrutar del juego se hace prácticamente imposible. La pura esencia de los juegos fantasy es intentar predecir el rendimiento de los jugadores, y con suerte hacerlo regularmente y cubrirte de gloria y puntos. Con lo que por lo menos yo no contaba, era con que el nuevo y publicitado formato del juego iba a convertirlo en una competición de videntes, en el que ganaría no quien más se fijara en los partidos y en los jugadores, sino en quien fuera capaz de adivinar el próximo fallo del juego. No avisar de que el mercado estaría abierto durante las jornadas es una puñalada trapera (a posteriori entiendo que ni lo sabían), pero anunciar que se cerraría a partir de una jornada y que fuera totalmente falso es la gota que colma el vaso. ¿Cómo te preparas tu estrategia? De ninguna manera. Te la meten doblada por todos lados y te perjudican en estas primeras jornadas cruciales para el resto del año. Si hasta las reglas publicadas tienen fallos...

Como colofón tenemos las variaciones esquizofrénicas en los precios, que en esta última jornada han acabado por cargarse el espíritu competitivo del juego, y han convertido lo que era el lanzamiento del nuevo formato básicamente en un año en blanco. Se pueden perdonar uno, dos, tres fallos, ser comprensivo y apoyar un formato nuevo y fresco, pero si la única persona cara al público ni siquiera sabe como funciona el juego (compañero, el mercado NO SE CIERRA, por mucho que te hayan contado), la sensación que queda es la de que mejor, que se rían de otro.

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